Las vacunas inactivadas frente al PRRS se han venido utilizando como complemento a los planes vacunales con vacunas vivas atenuadas. Sabemos que las vacunas inactivadas no confieren una buena protección cuando se usan sobre animales que no hayan tenido contacto con un virus PRRS activo, de hecho, no generan ni tan solo sero-conversión en esos casos.
Sin embargo, cuando se usan en animales previamente infectados o vacunados con vacunas atenuadas, las vacunas inactivadas generan una respuesta serológica marcada y fácilmente detectable frente al PRRS.
Por desgracia, una excelente respuesta serológica no siempre se corresponde con una mejor respuesta frente al virus PRRS salvaje. Siendo éste, uno de los puntos débiles que tenemos a la hora de establecer planes profilácticos efectivos. Las vacunas inactivadas son comúnmente utilizadas en planes profilácticos para la reposición en combinación con la aplicación de una o dos vacunas vivas atenuadas y siempre aplicada con posterioridad.
Las vacunas inactivadas al reforzar la respuesta serológica facilitan el poder comprobar que los animales han sido correctamente vacunados (especialmente en aquellos casos en que provienen de orígenes PRRS negativos) incrementando la confianza sobre ellos.
Algunos productores también las han usado en ciclo, otra vez en combinación con vacunas vivas atenuadas aplicadas en sábana. El objetivo de este tipo de planes vacunales es conseguir una mayor protección en los lechones. Pero lo realmente importante con estos planes vacunales sería conseguir reducir el porcentaje de lechones nacidos virémicos de forma drástica, lo que por desgracia no se ha conseguido. O por lo menos, conseguir que la inmunidad maternal permitiese evitar las circulaciones virales en fase de post-destete, lo que tampoco han conseguido.
Si desea saber más sobre vacunas inactivadas, lea el siguiente capítulo: “Tipos de vacunas frente al PRRS”.
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