En España estamos teniendo muchos problemas con cepas de PRRSV1 hiperpatógenas y las vacunas parece que no funcionan del todo, ¿sería recomendable dejar de vacunar cerdas y lechones en estos casos?
La vacuna frente al PRRS se ha usado frecuentemente como herramienta terapéutica más que profiláctica, con resultados variables.
El problema de este uso es que cuando se vacunan con una vacuna viva, animales infectados con un virus salvaje, la posibilidad de que ambos virus (salvaje y vacunal) infecten la misma célula se incrementa y con ello, las posibilidades de generar cepas que combinen material genético de ambos virus (recombinantes). Esto se está viendo con mayor frecuencia cuando las vacunas se usan en casos de infecciones por cepas de alta virulencia.
Estas cepas poseen la característica de tener una alta tasa de sustitución (probabilidad de sufrir cambios en su genoma) de ahí que el riesgo de generar recombinantes aumente.
Una política vacunal menos arriesgada, en casos de brotes de la enfermedad por cepas de alta virulencia, sería la de usar vacunas inactivadas cuando el virus todavía circula muy activamente.
La idea con ello es potenciar la inmunidad generada al virus salvaje y con ello acelerar la reducción de carga viral en la granja. Una vez que la carga viral se haya reducido se podría volver a pensar en el uso de vacunas atenuadas. Este cambio aportaría seguridad en la vacunación y muy probablemente reduciría la creación de nuevas cepas recombinantes.
Si desea saber más sobre la utilización de vacunas de PRRSV, lea los siguientes capítulos: “Vacunación de lechones frente a PRRS: ¿por qué? ¿cuándo? ¿cómo?” Y “Ante un brote de PRRS con síntomas clínicos, ¿se recomiendan usar vacunas vivas modificadas?”.
Marcovetgrup S.L. – Spain
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