El virus del PRRS y las citoquinas (IFN-α y otras):
El IFN-α actúa como agente clave en la defensa frente a los virus y como modulador de la respuesta inmunitaria. En el caso del virus del PRRS, se ha demostrado ampliamente que el virus puede inhibir la síntesis de IFN-α en macrófagos y células dendríticas.
Se considera que las células dendríticas plasmocitoides son las mayores productoras de IFN-α. El virus del PRRS también puede impedir que estas células produzcan IFN-α. De hecho, se ha demostrado que las altas cantidades de IFN-α que producen las células dendríticas plasmocitoides frente a potentes inductores, como el virus de la gastroenteritis transmisible o el TLR9, son completamente anuladas cuando son expuestas al virus del PRRS.
Basándonos en los hallazgos descritos, no sorprende que no se pueda detectar IFN-α o que se detecte a niveles muy bajos en suero y pulmones de cerdos en los cuales el virus del PRRS se está replicando activamente.
Las proteínas del virus que se han descrito como antagonistas de la producción de IFN-α e IFN-β son las proteínas nsp1α, nsp1β, nsp2, nsp4, nsp5 y nsp11, así como la proteína N. La magnitud de la supresión en la producción de IFN-α es cepa-dependiente. Algunas cepas del virus del PRRS también son capaces de regular negativamente la producción de citoquinas proinflamatorias, tales como la IL-1β y el TNF-α. La regulación negativa de TNF-α se ha asociado a las nsp1α, nsp1β y nsp2.
El virus del PRRS podría potenciar la producción de IL-10, la cual tiene un papel clave en la regulación de la respuesta inmunitaria: suprime la función proinflamatoria de las APC, limita la producción de citoquinas inflamatorias, como la IL-1 y el TNF-α, entre otras, e inhibe la liberación de citoquinas por parte de los linfocitos Th1 y Th2. Se ha especulado que la inducción temprana de IL-10, por parte de algunas cepas, podría ser uno de los factores claves que favorecen la infección y la duración de la viremia.
Es importante subrayar que la bibliografía muestra ciertos resultados contradictorios respecto a lo comentado anteriormente, especialmente en cuanto a las citoquinas. Probablemente, que diferentes aislados tengan efectos distintos podría explicar dichas discrepancias.
Curiosamente, algunos estudios han descrito que algunas cepas altamente virulentas son pobres inductoras de TNF-α, mientras que otros estudios han observado que otras cepas altamente virulentas son potentes inductores de esta citoquina y de la respuesta proinflamatoria en general. Según estos últimos, dicha respuesta inflamatoria excesiva podría estar asociada a la fiebre elevada y a las lesiones que se observan con este tipo de cepas.