Tal y como su nombre indica, las características clínicas del síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRS por su acrónimo en inglés) incluye dos cuadros clínicos diferenciados: cuadro reproductivo en hembras adultas (caracterizado por abortos, fetos momificados y nacimiento de lechones débiles), y cuadro respiratorio, principalmente en cerdos jóvenes.
La enfermedad fue declarada por primera vez a finales de los 80s y el agente causal fue aislado en el año 1991. Actualmente, esta enfermedad está presente de forma endémica en la mayoría de países.
Transcurridos 30 años desde que se describiera por primera vez, el PRRS aún está considerado como una de las enfermedades más caras para la industria porcina mundial. A modo de ejemplo, se estima que solo en EE.UU. las pérdidas ascienden a 664 millones de dólares anuales. Por otro lado, cabe destacar que las cepas altamente virulentas de Asia afectaron en apenas unos meses a más de dos millones de cerdos, con mortalidades muy elevadas.
La primera vacuna frente al virus del PRRS, basada en una cepa inactivada, fue comercializada en 1993. Poco después, se comercializó una vacuna basada en un virus vivo modificado (vacuna atenuada). En los años siguientes, el número de vacunas disponibles, basadas en virus inactivado o atenuado, fue muy limitado. Sin embargo, en los últimos años el número se ha incrementado de forma exponencial.
Así, actualmente existen aproximadamente 30 vacunas, aunque muchas de las cuales solo están disponibles en su país de origen. A pesar de toda esta batería de vacunas, hay consenso sobre el hecho que ninguna de ellas aporta ni protección completa ni universal.
Existen dos razones por las cuales ocurre dicho fenómeno:
- El virus del PRRS tiene una diversidad genética extremadamente alta
- El virus del PRRS modula de forma muy marcada la respuesta inmunitaria
Aun así, las vacunas tienen efectos beneficiosos en términos de reducción de la transmisión y de protección clínica. A pesar de los esfuerzos de la comunidad científica, con más de 4.000 artículos relacionados con esta enfermedad publicados en revistas indexadas, nuestro conocimiento de la misma dista de ser completo, por lo que aún existen importantes incógnitas.
Como consecuencia, el virus del PRRS está presente en casi todo el mundo, con un impacto económico devastador.
Incluso tras la implementación de complejos y costosos programas de control/erradicación el virus puede entrar de nuevo en las granjas, regiones o incluso países, por lo que se considera uno de los mayores desafíos sanitarios y económicos de la industria porcina.
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