El uso de vacunas comerciales debe ser planteado como la única opción posible para inmunizar a los lechones.
Para elegir el mejor momento para vacunar a los lechones, deben considerarse dos puntos importantes:
- El desarrollo de la inmunidad requerirá al menos 3 semanas.
- Los anticuerpos maternales pueden interferir con las vacunas.
La vacunación de los lechones debe evitarse si estos nacen virémicos (granja inestable), ya que la vacunación de animales ya infectados no tendrá ninguna utilidad.
En estos casos, la estrategia más adecuada sería abordar el problema de origen, es decir, las cerdas.
En una granja estable, se puede considerar la vacunación de lechones si la infección ocurre alrededor de las seis semanas de edad. Solo en estas circunstancias será posible ajustar el tiempo de vacunación según el desarrollo de la inmunidad y la caída de los anticuerpos maternales.
Los anticuerpos de origen maternal y su posible interferencia con la vacunación:
Los lechones nacen prácticamente indefensos. A diferencia de los humanos y otras especies, la cerda no transfiere anticuerpos a través de la placenta.
Por lo tanto, los lechones solo reciben inmunidad pasiva después del nacimiento, mediante la ingestión de calostro, el cual se secreta y se ingiere durante las primeras horas.
Los anticuerpos presentes en el calostro se conocen como anticuerpos de origen materno (MDA por su acrónimo en inglés). La composición del calostro es de aproximadamente 60% de inmunoglobulina G (IgG), 30% de inmunoglobulina A (IgA) y 10% de inmunoglobulina M (IgM).
Por el contrario, la leche, que también contiene anticuerpos, está compuesta principalmente por IgA (70%) e IgG (30%).
En las cerdas, los MDA se inducen durante la gestación después de la exposición a una infección y/o por vacunación.
En los lechones, los MDA pueden persistir hasta doce semanas; la duración depende de la cantidad de anticuerpo ingerido a través del calostro y del tipo de antígeno contra el que reaccionan los anticuerpos.
Durante los primeros días/semanas de vida, los MDA son esenciales para la supervivencia del lechón. Su función principal es neutralizar a los patógenos.
Desafortunadamente, debido a esta capacidad, también son capaces de interferir con las vacunas. Se ha observado que los MDA interfieren con varias vacunas, como la del virus de la Influenza, la del virus de la enfermedad de Aujeszky, la del virus de la peste porcina clásica y la del PCV2.
Además, dicha interferencia también se ha demostrado para la arteritis viral equina, una enfermedad causada por un arterivirus.
En el caso del virus del PRRS, pocos estudios han abordado este tema.
En el estudio «Los MDA perjudican las respuestas inmunitarias humorales y celulares que desarrollan los lechones tras la vacunación frente al virus del PRRS» (Fablet y colaboradores, 2016).
¿Cuál es el papel de los MDA en las respuestas inmunitarias humorales y celulares posvacunación? Para responder a esta pregunta, los lechones procedentes de un hato reproductor vacunado se dividieron en dos grupos: los que tenían cantidades bajas de MDA que neutralizaban el virus del PRRS (A-) y los que tenían cantidades altas (A+). Todos los cerdos fueron vacunados a las 3 semanas de edad:
- En la primera semana posterior a la vacunación no se detectó virus vacunal en A+.
- El 85% de los lechones A- y el 0% de los lechones A+ seroconvirtieron (ELISA) entre las 2 y 4 semanas después de la vacunación.
- Los AN aparecieron a las 4 semanas después de la vacunación en los lechones A- y a las 14 semanas en los lechones A+.
- A las 2 y 4 semanas después de la vacunación, el número de CP-IFN-γ específicas del virus del PRRS fue significativamente mayor en los lechones A-.
Los resultados demuestran que los MDA afectan las respuestas inmunitarias humorales y celulares que se desarrollan tras la vacunación.
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